Soy Isabel, cocinera, maestra y enamorada de la gastronomia mexicana. Más allá de recetas, lo que me apasiona es compartir la historia que hay detrás de cada bocado.
Playa del Carmen es mucho más que un destino turístico: es un punto de encuentro entre el mar y la selva, entre las culturas originarias y los sabores que nos habitan. Si eres amante de la cocina con alma, déjame mostrarte otra forma de vivir esta tierra.
1. Caminar el mercado como si fuera un mapa de olores, sabores y colores
Cada pasillo del mercado DAC guarda un relato: el del achiote rojo intenso, el del epazote que perfuma los guisos, el del maíz criollo que aún se tuesta en comales de piedra. Al recorrerlo con ojos curiosos, entendemos que la cocina mexicana es sinonimo de resistencia, adaptación y celebración.
2. Tomar una clase de cocina en familia
En las clases que ofrecemos con mi esposo Pavel además de conocimientos para cocinar, reconocemos el valor sagrado del alimento. Aprendemos mole, salsas, tortillas, ceviches, además de impresionar en Instagram, para reconectar con el acto humano de alimentar y compartir.
3. Sentarte a la mesa como si entraras a un templo
En nuestras clases, comemos lo que cocinamos. Pero también compartimos historias, risas y memorias. Comer, en este contexto, se vuelve un acto ritual: la fiesta de lo sencillo, lo sabroso, lo memorable.
Si vienes a Playa del Carmen con el alma abierta, la cocina puede ser tu puerta de entrada al corazón del sureste mexicano.
